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Se despierta en la noche, siente hambre y abre una de las comidas deshidratadas, mientras la mastica ve por la ventanilla, termina de comer y vuelve a dormir.
horas mas tarde se despierta de nuevo, aun es de noche y falta algún tiempo para su guardia , decidió revisar su equipaje , esta es la decimonovena vez que lo hace , sabe que dejo todo atrás y en la mochila solo lleva ropa, herramientas y algunos efectos personales , mientras pierde su vista por la ventanilla vuelve a dormirse.
una mano sobre su hombro lo despierta y le avisan que es hora de su guardia , bostezando se dirige a los controles de el cohete , ahí una pantalla le avisa que la tierra esta quedando cada vez mas atrás, pero solo han recorrido una parte de los 56 millones de kilómetros que separan a la tierra de Marte , aun así la tierra ya casi no se ve a simple vista, se confunde con miles de estrellas que brillan a su alrededor , el estomago se le encoge al pensar que esta en medio de la nada; en medio de la noche……
Mientras se sigue adentrando en esa nada un punto rojo crece y parece adelantarse hacia ellos.
Afuera el tiempo pasa pero la noche se queda, la noche eterna.
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Hace ya varios días que llegó al llamado planeta rojo, los primeros días fueron muy aburridos; una sucesión de platicas impartidas por pantallas donde recomendaciones y advertencias eran dadas, de todo esto no guarda muchos recuerdos pues la mayoría de la charla fue olvidada en cuanto salio de ahí.
un oficial le dio a escoger entre varias tareas y obligaciones posibles y El sin pensarlo mucho escogió la de exploración, su deber era recorrer las viejas ciudades en ruinas y los amplios territorios inexplorados para cartografiarlos y de paso buscar minas ,tesoros ,minerales, fuentes de agua y marcianos, o al menos lo que se piensa que queda de ellos. Ósea que en su especialidad seria no tener ninguna.
Así que finalmente salio un día de la ciudad dirigiéndose hacia lo desconocido, un camión lo llevaba a él y a otros exploradores como él los dejarían en un punto cualquiera y se dirigirían a un destino cualquiera, lo único que llevaba era comida, unas poca herramientas y un radio comunicador, a, y también un perro, este era criado en Marte y era proporcionado a los exploradores mas como compañía que como defensa contra los depredadores ya que estos prácticamente no existen aquí.
Los días aquí son todos iguales, calor, un resplandor rojizo, kilómetros de llanuras planas interrumpidas de vez en vez por ciudades muertas, cañones majestuosos o bosques antiguos petrificados entre los que corre el aire aullando como lobos espectrales.
Las noches son simplemente una variante obscura de los días, alumbrada a veces por Fobos o Deimos, las lunas marcianas que con su fantasmal resplandor inspiran a los incautos el sentimiento que les da nombre.
Fue precisamente una noche cuando empezó todo.
El se encontraba acostado entre un bosque de columnas a las afueras de una ciudad ,el fuego químico ardía a sus pies y veía como las llamas se movían danzando de un lado a otro, danger , así le había puesto a su perro, estaba dormitando a un lado de el y la oscuridad lo rodeaba todo.
Comió algo y decidió acomodarse para dormir . En cierto momento de la noche se despertó con un sentimiento extraño, como si fuera observado, el fuego era ahora solo un resplandor rojizo y una de las lunas enviaba su resplandor blancuzco dando a los objetos una luminosidad irreal.
El silencio era casi total , roto solo por el resoplar agitado de danger y los latidos de su propio corazón, danger estaba con una actitud inquieta y no dejaba de mirar un punto situado directamente frente a el.
Al buscaron su mirada que era lo que llamaba la atención de danger descubrió una figura erguida a unos siete u ocho metros de donde se encontraban , en ese momento la figura señalo con un ademán hacia la ciudad .danger, sin esperar mas tiempo se lanzo contra la figura y solo la cadena con la que estaba atado impidió que lo atacara, cuando El volvió a mirar al lugar donde estaba la figura ya no había nada.
Prendió el fuego en un momento y trato de convencerse que todo había sido un sueño pues no podía ser real lo que vio, a pesar de la poca luz la figura le recordaba vagamente a Anne….
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Ese día en la mañana se encamino directamente a la ciudad, buscaba algún indicio de habitantes o cualquier cosa que le explicara lo que había visto; no le cabía en la cabeza que fuera solo su imaginación.
Camino por las calles vacías donde solo el polvo se acumulaba y paso por los arcos milenarios que se alzaban en la entrada de la plaza principal, ahí se sentó en una especie de banca.
Danger persiguió algunos cachivaches arrastrados por el viento y ladro a los silenciosos edificios, al voltear a ver a su amo sintió la tristeza que lo rodeaba, regreso a la banca y apoyó su húmedo hocico en la mano.
de pronto un remolino levantó el polvo acumulado y le quito el aliento y se metió en sus ojos ; al abrirlos se fijo en un edificio de colores que no había visto antes, unos puestos adornados con listones parecieron surgir de la nada ,al fondo de la plaza ondeaban banderas y altos estandartes luminosos , en una esquina apareció un carretón tirado por algo que , de no ser por sus ocho patas casi parecería un asno , y en el carretón se veían frutas multicolores que una persona acomodaba para venderlos.
En lo alto, de una ventaba alguien se asomo para tender un tapete y un tendero barría la banqueta preparando todo para recibir a la clientela.
Lentamente la plaza fue cobrando vida y la sombra de un árbol azul cayó sobre la banca donde El se encontraba, danger no pudo aguantar más y salio persiguiendo a una especie de gato rojo con nueve colas que paso por enfrente y una melodía empezó a flotar por el aire.
Una muchacha paso frente a el, una muchacha alta de formas delgadas, cara hermosa y alargada; toda ella con un bello color verde jade en la piel. Volteo a verlo y con una sonrisa encantadora le dio los buenos días en una lengua que nunca antes había escuchado.
Un grupo de niños pasaron jugando con una pelota que botaba hacia donde se le ordenaba y dos señoras caminaban contándose los acontecimientos de días pasados; todos ellos lucían distintos tonos de verde en su piel.
Una presencia lo hizo voltear y ahí a su lado se encontraba Anne, antes de poder decir algo ella le señalo una parvada que surcaba el aire a lo lejos, El cerrando los ojos disfrutó la sensación de sentir la vida a su alrededor, aspiro profundamente y…
Solo sintió el hocico húmedo de danger en su mano, el polvo acumulado por milenios seguía ahí y el sol seguía subiendo en el cielo dándole de lleno en la cara.
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Después de lo que sucedió decidió explorar la ciudad y de paso buscar un lugar en el cual quedarse, después de todo ese «espejismo» lo tenia intrigado.
Rápidamente encontró un edificio cerca de la plaza, el lugar tenia un techo que se alzaba desafiando a los siglos y con ventanas como ojos mirando impasibles a la eternidad.
En otro tiempo debió haber sido un edificio bastante importante, pues era muy espacioso y contenía un gran cantidad de estatuas, o al menos eso parecían, también se veían algunos libros que se conservaban a pesar del tiempo, en una inspección mas detallada se dio cuenta el porque seguían ahí; sus pastas eran de oro y las paginas de plata, las letras parecían contar por si solas lo que representaban y de esa forma El pudo entender lo que había impreso en ellos.
Así se entero que los antiguos marcianos Vivian en un estado de felicidad, o más bien de libertad continua, pues a pesar de ser una raza antigua cada individuo hacia absolutamente lo que sentía en ese momento y decía lo que pensaba, la única limitante era respetar a los demás y no afectarlos de forma negativa; era una censura sanamente inculcada en ellos.
Se sentían contentos con las cosas que tenían y con las cosas que hacían, la única limitante era uno mismo, no sentían atrapados por falsas reglas morales impuestas por alguna moribunda religión pues su religión era la propia naturaleza a la que se cuidaba y se respetaba profundamente.
La ciencia, religión y arte se fundían con el individuo sin contradecirse, no había grandes verdades absolutas pues cada quien veía las cosas a su modo, esto, lejos de apartarlos entre si, los enriquecía y ayudaba a que todos estuvieran en paz con su mundo.
Así pues, por cada cosa que uno creía había millones de marcianos que no lo creían , pero igualmente había otros millones de ellos que así lo pensaban.
Extasiado de pensar en tal libertad cerró el libro y pensó en la tierra; cuan diferente seria si hubiera sido como el antiguo Marte, y cuan distinto hubiera sido el si tan solo, si tan solo….¡ va! ¡Que demonios! Si todo el mundo esta tan cerrado en si mismo y en las cosas que le mandan hacer que no les importa nada más que seguir con lo ya dictado y con lo establecido por personas que tienen sus propios intereses obscuros.
Enojado con su mundo aventó el libro a una esquina y se fue a comer a la plaza
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Ogas 